En el siempre dinámico mercado inmobiliario, la discrepancia en los metros cuadrados de una propiedad se convierte en un obstáculo que amenaza numerosas transacciones de compraventa. La falta de coincidencia entre el Registro de la Propiedad y el Catastro, encargados de recopilar las dimensiones de los inmuebles, se presenta como una situación común.
Este dilema está generando preocupaciones, especialmente entre compradores internacionales, socavando la confianza en la credibilidad del mercado residencial. El sistema de medición, que difiere de otros mercados de lujo al contar con registros dispares para una misma vivienda, desempeña un papel crucial en este problema.
En nuestro país, es habitual que, especialmente en propiedades urbanas de cierta antigüedad, la escritura de compra se firme ante notario bajo la modalidad de “cuerpo cierto“, lo que implica adquirir lo que se ha visitado, independientemente de lo registrado en los organismos oficiales. En este contexto, no solo es frecuente que el Registro de la Propiedad y el Catastro no coincidan entre sí, sino que también pueden estar equivocados respecto a la realidad física de la vivienda.
La discrepancia puede llevar a un incremento del 30% en los metros cuadrados. Gonzalo Robles, CEO de Uxban, destaca este problema recurrente que genera “una elevada desconfianza entre compradores y vendedores”, especialmente para los clientes extranjeros. Las imprecisiones en los registros hacen que los compradores piensen que están siendo engañados, lo que, según Robles, ha causado demoras y cancelaciones en numerosas operaciones.
Es crucial destacar la diferencia con otros mercados, donde la comercialización se basa en los metros cuadrados construidos, calculados a partir del perímetro exterior de la vivienda. En cambio, en España, es común utilizar la superficie catastral, que incluye espacios comunes del edificio y puede aumentar entre un 10% y un 30% los metros cuadrados y, por ende, el costo de la vivienda.
Ante este desafío, muchos recurren a la Nota Simple del Registro de la Propiedad, aunque esto no aclara la situación, ya que la superficie registrada puede referirse a metros construidos, útiles o edificados, y en algunos casos, incluso puede no estar especificada.
La complejidad se intensifica al considerar que la tasación para financiar la compra no utiliza ni la superficie catastral ni la registral, sino que se basa en la medición de la superficie útil pisable, seguida de la aplicación de un coeficiente normalizado en tablas.
Dada la importancia financiera de estas operaciones, la confianza entre las partes es fundamental y requiere “información real, veraz y comprobable”, según el CEO. En este escenario, los profesionales desempeñan un papel educativo crucial para abordar la falta de criterio global por parte de los organismos correspondientes.
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